martes, 21 de septiembre de 2010

La gran hazaña

Me sieto agotada, destruída, aburrida de luchar y luchar y no conseguir nada. El agotamiento fluye por mis venas, mi cabeza estalla en gritos sordos y la gente pasa a mi lado sin verme.
Las salidas mas fáciles están aquí, me rondan a cada instante, pero no las quiero. Extrañamente quiero luchar, tal vez porque es mas digno que tirar todo por la borda y tomar el camino "fácil".
A veces un susurro tenue se apodera de mi cabeza, me dice que lo haga, que abandone todo, que la pelea esta perdida y que el mundo es mas poderoso que yo, que jamás ganaré.
Esa silueta que está ahí me mira con sus ojos oscuros y profundos, no lo quiero seguir, pero me llama e hipnotiza con su tenue voz, calida pero fría. A veces lo sigo y me lleno de un calor profundo que baja por mis brazos, todo se vuelve rojo y ese dolor que corroe mi alma cesa, al menos por un instante, luego todo vuelve a ser como antes. Las mismas caras, los mismos sonidos, la misma agotadora y aburrida rutina una y otra vez por años y años, hasta que el cuerpo aguante, hasta que el cuerpo no pueda más. Por qué tiene que ser así, quiero escapar.
Grito fuerte pero nadie me escucha, en esta soledad en la que estoy es difícil saber cuando estoy bien o cuando estoy mal, es difícil que la compañía llegue cuando no la quiero. Tengo mi mundo, mis libros, mis cuadernos y mi música, además tengo mi cabeza, entonces ¿para qué quiero esa inútil compañía que solo estorbará en esta cabeza que apenas se mantiene en pie?
Extraño mis días de niña, cuando mi madre acudía a rescatarme ante cuanquier peligro, ahora mi mayor peligro soy yo, cómo puedo escapar de mí. Soy una bomba de tiempo, el espejo me pide que lo rompa, mis brazos me llaman y todo vuelve a comenzar. Esa puta escena en donde sólo estoy yo, esa escena en donde el baño calla una vez mas mi triste realidad, la tina se lleva todo y el agua caliente me arrulla.
Miro la cuidad, miro las luces y no les encuentro sentido, es tan absurdo todo: los autos, la gente gritando y corriendo, los perros y las palomas. Quiero alcanzar esa luz, pero es imposible, cómo tocar las estrellas si apenas logro soñar. Extiendo los brazos y dejo que el viento hiele mas y mas mi muerto cuerpo, este cascarón guarda tantos sufrimientos, tiene tantas cicatrices que ahora el viento limpia. Por un minuto me siento libre, niña y en paz al sentir esa brisa de otoño que cala mis huesos pero que anestesia todo lo que siento.
Las luces están apagadas, la radio se calló y yo solo miro el espejo en mi pared, me siento imbécil, patética, sí, patética como en las peores peliculas de poco presupuesto. Este silencio me consume; escucho como late mi corazón ,ese maldito músculo que ya no se agita con nada, que funciona solo por inercia. Siento mi respiración, se agita cada vez mas, se oprime mi pecho y lentamente las lágrimas comienzan a fluir, no lo quiero pero una vez mas comienza todo: el líquido fluyendo por mi cuerpo y la tina caliente. Pronto estarás mejor susurra una vez mas esa maldita voz que a veces me consuela y otras me alienta a hacer esto una y otra vez, cada vez mas profundo, cada vez mas calor escapando de mi cuerpo hacia la tina. Sigue así, vas bien, pronto todo habrá pasado, verás que así es mejor. ¿A qué te refieres?¿Qué es lo que está bien y lo que está mal?.
Conjuro un nombre que ya no sé que significa, un nombre que nunca vino ayudar, sigue sin aparecer, lo grito fuerte, le pido que me salve, continúo gritando pero es inútil. Estoy sedienta, quiero un poco de licor, pero me siento débil, la tina se tiñe cada vez más y mi voz se extingue tratando de acudir a mis mejores recuerdos de infancia, mis ojos parpadean lentamente mientras me cuento un cuento que jamás pasó, un cuento en donde soy feliz, en donde cumplí todos mis sueños, en donde estoy rodeada de gente que no se cansa de decirme que me quiere.
Un último aliento, un último llanto y todo habrá acabado, no sé como llegué a esto, pero ahora que estoy aquí siento que no es tan malo después de todo. El agua está fría pero el líquido espeso se encarga de darme un poco de calor, un poco de vida que aun me queda, inexplicablemente me aferro a ella como si de verdad eso quisiera: vivir.
Tic-tac, una y otra vez, un minuto, un segundo ¿cuánto tiempo llevaré aquí? Esto ha sido una eternidad. Mis ojos ya no se abren, mi boca respira por mí. Lloro, lloro por qué seré la unica que lo hará por mi, debo sentir que al menos en algún momento me llegué a querer, debe ser por eso que lloro, porque aun sigo aquí, porque si no me he ido es porque quiero vivir.
Mis ojos se abren, se altera el agua, veo una silueta arrancar por el pasillo.¿Qué es esto? ?Tanta sangre ahi en mi?Te imploro que me salves, ya no quiero partir, me aferro a ti como una niña se aferra a sus padres.
Tú lo quisiste así. Ya no hay vuelta atrás escucho en mi oido, me grita una voz dictadora, ya se acabó el momento de arrepentirse, ya no queda nada, ni sangre en tus venas, ni aire en tus pulmones, te arruinaste y como una bomba de tiempo te autodestriste, ahora sólo te di el valor para que terminarás lo que tú quisiste empezar cuando te miraste al espejo y te deslilusionaste de ti. Ya es tarde.

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